Dicen que "para grandes males, grandes remedios". Nunca mejor dicho que en este caso dónde un hombre adicto a los juegos de cartas, invento (a punta de su adicción) uno de los platos más extendidos por todo el mundo. En Las Panaderías le invitamos a conocer esta curiosa historia de la cual muchos han oído hablar, pero no todos conocían la realidad de lo sucedido.
Fueron dos años de largas conversaciones, por lo que en los ratos de ocio durante las negociaciones Montagu aprovechaba para jugar largas partidas de naipes que lo mantenían absorto durante un gran número de horas.
Su afición al juego de cartas lo llevaba a disputar largas partidas, lo que provocaba que, en más de una ocasión, ni siquiera se levantase de la mesa de juego para acudir a comer. Para ello, sus asistentes se las ingeniaron para poder servirle en la misma mesa donde jugaba un plato conteniendo una serie de alimentos que podían ser ingeridos fríos, como fiambres y carnes adobadas. Para evitar mancharse las manos, el conde colocaba los alimentos entre dos rebanadas de pan, lo que le permitía tener una de las dos manos libres y así poder seguir jugando.
Rápidamente se popularizó entre todos los presentes adquiriendo el nombre de sándwich y aunque algunas fuentes indican que fue el propio conde el que mandó que se le sirviera de ese modo, otros historiadores apuestan por la hipótesis de que fue ocurrencia de sus asistentes.
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